Hace años (poquísimos, créanme), una santa mujer (mi madre, para el catálogo) parió al anticristo en versión miniatura (o sea: yo). Hoy, mi santo patrono (alias "mi papá"), queriendo redimir mi alma, dio a luz... a una piedra literal.
Y a mí también. Me gusta.
Aunque una jovencita (¿ángel o súcubo?) casi arruina mi día existencial:
— ¿Cuántos cumples?
— ¡31! — respondí con orgullo, lista para recibir halagos.
— Ah... pues para tu edad te ves... (pausa dramática)... bien. Como de 30.
¡Muchacha caracha con ínfulas de oráculo!
La mega pachanga quedó en Stand by, pero el festín emocional fue desbordante:
- Amigos: modo "te aguantamos hace décadas" ✓
- Familia: dosis letal de cariño ✓
- Bendiciones: en combo con salud ✓
Y aunque algunos se adelantaron al afterparty cósmico, el mensaje es claro: La fiesta continúa. Cuando les toque recibirnos, que encuentren el hielo frío y la música al volumen correcto.
lOve is in the air (y en esta piedra filosófica que ahora es mi herencia).
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Feliz cumple, Payaso de mi corazón: tu risa me guía |