La historia, es
para hablar de dos Carlos: uno alguna vez cercano… el otro, lejano siempre.
Además del nombre igual, la admiración y respeto por los dos.
1. El Carlos alguna vez cercano
Conocido
de toda la vida, pero lejano casi la mayor parte. Hasta que un día, un@s
vecinit@s (niñ@s de unos 7 y 8 años) nos presentaron. Jajaja. Me preguntaron
una vez que si lo conocía. Sí lo he visto, pero nunca le he hablado ¿por?, les
pregunté. Nos preguntó por ti, dijo que le gustabas. Yo, pensando que eran sus
inventos, les dije: ¿ah sí?... pues a mí también me gusta. Y zaz. Nos
arreglaron una cita. Jajaja.
Fue
padrísimo, mientras duró. Nos hicimos amigos cercanos por unos meses. Él
estudiaba Derecho y yo Letras así que nos íbamos o regresábamos juntos a la
escuela. Era gracioso y tengo recuerdos padres de él. Me salvó la vida… jajaja.
Una vez me iban a atropellar en Alcalde, pero me salvó con su brazo protector: Hey!,
ahí te va el tip, me dijo… y entonces, con su explicación noté la extraña
sincronización de los semáforos. Reíamos. Salíamos, conocí lugares con él.
En
una de las salidas, de regreso a mi casa… le ganó la urgencia. Jajaja. Entre risas,
me dice: no puedo más, necesito hacer pipí. Dame un minuto. Treinta segundos… al
fin que yo hago pipí como bebé. Y se detuvo, cruzó la calle. Después, un camino
de agua. Jajajaja. Shalex! Qué bueno que no fui yo la de la urgencia, porque no
creo que me hubiera atrevido a eso. Jajaja.
Lo
que quiero hacer notar, es que la confianza entre los dos era mucha.
Y
buena.
Nos
hablábamos como casi novios. Hablamos de muchas cosas, de nuestros
pasados paralelos en los que nunca coincidimos (estaba también en la misma
prepa). Luego, para mi sorpresa, me contó que una amiguísima de adolescencia mía
lo acosaba en secreto. Naaah!, estás inventando… ella es super seria, además tú
tenías novia y ella lo sabía. Un día te voy a enseñar las pruebas, me dijo. Y
reímos.
Fui
algunas veces a su casa… ahí se convirtió en amigo cercano y buena onda. Ahí vi
su alta tecnología de tv: su control remoto era un palo de madera largo, con el
que cambiaba, subía o apagaba acostado en la comodidad de su cama. Ahí vimos
películas, partidos de fut, comimos pizas. Ahí vi también las (muchas) pruebas que
incriminaban a mi amiga … cartas sorprendentemente urgidas, otras cursis
y ridículas, loquehaceunadeescritora :s.
Me
gustaba mucho. Me gustaba él, y me gustaba cómo era yo con él. Me sentía yo…
libre, en confianza. Pero no tanta…
Un
día, viendo en su tecnológica TV una película romántica, empezaron los besos.
Me pusó la mano en el abdomen y me miró (como declarando sus intenciones)… no
inventes, no tienes nada de panza (claro, yo tenía 16). Reímos. Y después
silencio y miradas. Y entonces lo dije sin pensarlo: no quiero que me toques.
Bien, me dijo y me besó la frente. Acabó la película, fuimos por una nieve y
después me llevó a mi casa.
No
volvimos a vernos.
Poco
después, me llegó un chisme de vecindad que unas zorras me hicieron llegar: que
él andaba diciendo que cuando yo iba a su casa nos dábamos unos revolcones bárbaros.
Ja! Y yo, idiota como era, le marqué sulfúrica. Me tranquilizó… que sí, que
hablando con las zorras y amigos en común salí a la plática y él les contó que
eramos muy amigos y que yo iba a su casa. Y (según él) ahí acabó su historia.
Que él me respetaba muchísimo y que de eso yo no podía tener duda, porque fue
algo que vivimos los dos. Que esos chismes, eran de gente que no tenía nada qué
hacer… tenía razón, las zorras no estudiaban, ni trabajaban, ni nada. Así que
quedé conforme.
Él
era unos 3 o años mayor que yo, así que pronto terminó la escuela y no lo volví
a ver. Otra vez lejano.
Y
volví al recuerdo por unas fotos feisbuqueras que vi, de un amigo que tenemos
en común. Caios (como yo le decía), soltero, delgado pero panzón, pintandopapelón
enmarcando sus cachetes, paseando en Cancún, París, Grecia, Venecia y el mundo
entero. Qué padre, Caios… pensé.
Una
vez, mi novio (que también lo conoce) quiso enterregar mis recuerdos de él.. es
un cabrón, me dijo, y se burlaba de ti.
Reí,
por su fuente de información… una de las zorras desquehaceradas fue su novia.
¿En
serio?, le pregunté con sarcasmo, y casi cité textualmente las palabras de Caios,
bueno, en realidad parafrasee con algo de saña: “me das risa, tú y esas zorras
desquehaceradas. Lo que pasó en ese tiempo, sólo él y yo lo sabemos. No tengo
por qué decírtelo, pero sólo para que te des cuenta de la piltrafa de novia que
tuviste, te lo voy a decir: él siempre me respetó muchísmo, y yo, sólo tengo buenos
recuerdos y admiración para él". Fin de la discusión.
Y
es verdad… buenos recuerdos y admiración.
Un
recuerdo bueno que estaba empolvado.
:)