Hace unos días, me topé con un blog chileno de mujeres. Picando aquí y allá, me encontré una historia que hablaba sobre los encuentros con los Ex... de a dónde se va el amor de entonces; de lo que evocan pasado el tiempo; del sentimiento transformado: a más... o a nada.
Con estas historias, reviví mi encuentro con él...
Duele.
Sigue tan bello.
Tan Inalcanzable.
Tan Inteligente.
Tan analítico.
Tan inquisidor.
Tan soberbio.
Tan brillante.
Tan fuerte.
Tan él.
Pero lo quiero igual.
Igual de lejos... y con todas mis fuerzas.
Jaja
Creo que nació con la fortuna. Yo lo espero sentada en la esquina de siempre, ojalá que pronto encuentre su bienestar, porque extraño su brillo. Lo quiero amigo fantasma, gracias por su compañía.
Con estas historias, reviví mi encuentro con él...
Duele.
Sigue tan bello.
Tan Inalcanzable.
Tan Inteligente.
Tan analítico.
Tan inquisidor.
Tan soberbio.
Tan brillante.
Tan fuerte.
Tan él.
Cuando lo vi, me sentí lejos...
Muy...
Diez años lejos...
de su inteligencia,
de su galantería,
de su soberbia,
de él.
Bajé del carro con todo y la criatura salvaje que me acompañaba. Él esperaba sentado en la banca de siempre; con la mano sobre la barbilla, con las piernas estiradas que terminaban con los pies cruzados. Achicaba la mirada mientras observaba mi espectáculo.
¡Uf!
Encontré su mirada... no sentí ninguna mariposa en el estómago, como pensé.
Más bien, sentí una patada.
Patada de caballo percherón.
Potente.
Firme.
Sofocante.
Dolorosa.
Después de años del último encuentro, puedo decirlo con certeza...
No pude... lo intenté. Vibré. Me quebré. Me sentí tan pequeña. Lo pienso: tan fuerte, tan lleno de luz, tan lejos... vibrando, pero sin romperse. No pude. Y ojalá nunca pueda olvidarlo. :)
Él, sin saberlo, a pesar de los años de ausencia en mi vida, ha sido siempre tan significativo. Yo, en este último encuentro, lo necesitaba más que nunca. Mágicamente, estuvo ahí para sanarme, otra vez sin saberlo. Quise sujetarme a él con todas mis fuerzas, para salir a flote. Para dejar atrás esta crisis existencial.
Y ahora, ese significado fantasma se transforma en una pseudo-amistad que no quiero perder. Por ahora ha desaparecido. Supongo que sigue por ahí oculto en algún lado. Quiero pensar que está buscando a quién sujetarse, para salir a flote, para sanar lo que deba.
Hablamos poco desde entonces.
Pero lo quiero igual.
Igual de lejos... y con todas mis fuerzas.
Jaja
Espero que pronto esté bien, porque me hace falta.
Mucha.
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| Él en el encuentro. En realidad, el encuentro fue mucho más frío: ambos teníamos ropa :D |
Creo que nació con la fortuna. Yo lo espero sentada en la esquina de siempre, ojalá que pronto encuentre su bienestar, porque extraño su brillo. Lo quiero amigo fantasma, gracias por su compañía.
