Hace unos días, un viejo amigo de la época Servifona se puso en contacto conmigo. De pronto, me preguntó por el Ente, y me quedé helada: ¿cómo sabía ese apodo? "¿Tú cómo lo conoces?", pregunté. "Porque así le decías tú. Yo qué sé", respondió. Luego, dijo otra frase, algo que decía una compañera en aquel entonces.
Me sentí rara. No sé cómo describirlo. Últimamente, los recuerdos más vívidos giraban siempre alrededor de mi amigo desaparecido. Pero este amigo y aquella chica que mencionó pertenecen a un tiempo más reciente... deberían estar más presentes. Me duele admitir que las memorias del otro tengan más peso, a pesar de los años; supongo que porque él fue verdaderamente significativo para mí desde entonces. Qué desperdicio.
—¿Qué ha sido de tu vida? —me preguntó. —La última vez que supe de ti fue por un post donde contabas que ibas tarde a una boda… ¡y terminaste en otra por equivocación! —siguió—. ¡Se me hizo tan chida tu historia!
—¿Chida?... y el otro cagándose de coraje —le recordé.
—Bueno, seguro yo también me hubiera enojado… pero ¿qué le haces? Al final, te ríes, disfrutas el resto del día y hasta sales bien guapo en las fotos.
Tengo muy difusos los recuerdos de él, aunque recuerdo detalles muy específicos. Su novia eterna, claro. Que muchos años después, lo encontré en un concierto (con la misma novia). Que le gustaba mucho hacer deporte. Que éramos casi vecinos. Que tenía sobrinos. Creo que tenía alberca en su casa. Se me hacía guapeton, pero me parecía un poco niño. Creo que se las daba de un tipo rudo, absolutamente rocker. Su novia tenía que merecérselo. Ah, y que también hacían mucho cardio juntos. Jaja.
Yo, necesitaba una perspectiva distinta a la de mi hermana, luego de ponernos al día, le conté lo que ahora parece un sueño absurdo.
Su opinión empezó muy ruda. Un huracán que destrozó todo, pero luego sembró calma. Puso algunos puntos sobre las íes; y en eso, vuelvo a confirmar que la explicación que al final le pedí a mi amigo desaparecido estaba llena de verdad y ninguna culpa... bueno sí, es culpable por hablador.
—¡Es puto! ¿Cómo te enamoraste del más fashionista? —se rió.
—¡Nooooooo! ¡No te estoy hablando de él! —aclaré alarmada—. Y no es puto, está felizmente casado y con hijos.
—¿Y eso qué? —respondió—. Eso no se lo quita: ¡Es puto!
—¡No inventes! ¡Concéntrate! Lo conoces… hasta llegamos a hablar de ti.
—Pues el gordo no creo que sea. No creo que te gusten weyes como ése. Mira, conozco a dos con ese nombre: uno casado y con hijos, y otro que estaba enfermo.
—No tiene hijos (que yo sepa) y tampoco está enfermo (que yo sepa también). Ha de ser otro.
—Uno flaquillo —dijo, como si eso lo aclarara todo.
—Pues sí, era delgado —admití.
—¡Ah, entonces qué puto!—insistió, riendo.
—Dale. Que no. Ya deja en paz al fashionista.
—No, no… estoy hablando de ése —remató—. Y además puedes estar tranquila, no te transmitió ninguna enfermedad, jajaja. Ya sé de quién te enamoraste. Me cae bien, pero no mames… no es para ti. Eso no se hace. ¡Le diste la prueba de amor y desapareció!
—¡¡¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!!! ¡Cállate! Cuál prueba. Ni siquiera lo vi.
—No entiendo. ¿Cómo te enamoraste entonces?
—Ah pues eso dijo él, cómo enamorarse si en años ni nos vemos.
—¿Pero nada más se abrió como birote? ¿Sin darte explicaciones? ¿Te habló bonito para nada? ¡Qué marica! Entonces ese wey nunca estuvo enamorado, sólo quería sacar el veneno.
—Jaja. Y yo tan inocente palomita a mis casi 50 años.
—En realidad, tú estás vulnerable. Éste wey se pasó de pendejo... o de listo. Tú necesitabas, o necesitas un apoyo emocional. No te equivocaste. Este wey se pasó de corneta. Hiciste lo correcto, morra. Me da gusto por ti.
—Mira, yo creo que vio por él. Y eso está muy bien. Sólo la forma fue muy dura para mí; pero contundente, ¿qué iba a hacer? ¿amarrarlo? Sin verlo me dejó como atropellada. Si lo veo, ya usada y tirada, capaz que me muero.
—Déjalo pasar. Si te sirve de algún consuelo, creo que se perdió una bonita oportunidad contigo. Insisto, él me cae bien, pero no creo que sea un hombre para ti. Tú necesitas un hombre verdadero, alguien que por lo menos sepa lo que es tener un hijo... este wey yo creo que quiere seguir siendo un morro jugando a ser adolescente. Mira, Wen, la vida te está limpiando el camino. Así que creo que alguien arriba te quiere. Búscate un cabrón de dinero; digo, busca amor pero con un cabrón de dinero. Pobres habemos un chingo. Eres un mujerón, Wen, siempre lo he creído. Mereces lo mejor.
Terminamos riéndonos de nuestras edades, creí que los dos eran de la edad. "¡Nah! Yo me veía morro porque dormía un chingo... pero ya no tengo colágeno :'(", dijo. Jaja. Resulta que casi somos gemelos, hasta una semana más viejito que yo. Ja ja ja.
Y sí, creo que los dos nos perdimos la oportunidad de algo bonito. Pero no tengo intención de buscar nada. Antes de mi amigo, mi plan era ser libre como el viento y peligrosa como el mar. No necesito a nadie conmigo. Ni ganas, la verdad.
Rudo, muchas gracias por haber aparecido, tus palabras me hicieron mucho bien. ¡Qué gusto volver a saber de ti! Te lo dije, a ti Dios te dio todo, alguien arriba también te quiere: ¡Sé feliz!
0 Comments