Efímero

Tuve un sueño de esos vívidos.

De aquellos en que despiertas y no sabes si sigues dormido o ya estás despierto.

Quisiera decir: de estos en los que no sabes si fue sueño o realidad. Pero no. Esto último no lo puedo decir. En cuánto desperté me di cuenta de la cruda realidad.

Erótico.
Sexo, pasión y buenas noches.
Increíble.

Quedé gratamente sorprendida de lo que mi yo-inconsciente es capaz de generar, o mejor dicho: degenerar :D. Ni qué golpes de pecho ni qué nada. Me dije a mímisma: Qué bárbara, soy buenísima. 

Jajaja
Pero él más.
Me soñé en los brazos (y algo más) del mismísimo Mario Casas (ahí es donde me di cuenta cruelmente de que era un sueño jajajaja). En fin, buenos restregones me dí en semejante lavadero que se carga.

Desperté sonriente, eso sí.
Luego, recapitulando el sueño para poner en práctica (con el modelo al alcance), me di cuenta.

Los sueños, como mi (pobre- o mejor estúpida) memoria son efímeros.
Lo olvidé.

Por lo menos los detalles que interesan.
¡Bah!

Ahí, se me borró la sonrisa.
Jajajajaja

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